Estaban ante el caso más difícil
de todo su recorrido profesional. Nadie se explicaba cómo iban a avanzar las
cosas de ahí en adelante, pero confiaban en el tándem prodigioso formado por
Sherlock Holmes y John Watson. Tenían por delante una ardua tarea, recoger
pistas y claves importantes para configurar una gran red de pensamientos
literarios. ¿Cómo lo harían?
Sherlock, más racional que su
compañero trató de buscar un punto de partida, definir literatura. Se sumergió
en sí mismo y buscó en conversaciones de antaño, las clases del colegio,
artículos enciclopédicos que había leído… Nada. Leyó lo que había escrito en el
papel y sólo vio palabras inconexas: expresión, creatividad, cultura,
costumbres, transmisión, imaginación… ¿Qué se le estaba escapando? Había pasado
algo por alto y no sabía qué.
Desde una esquina de la
habitación, entre las hojas de periódico Watson veía cómo su amigo se colapsaba
otra vez. Sonrió. Él sabía qué era eso que a su compañero le faltaba. Se
levantó lentamente y con voz tranquila le dijo a Sherlock “Arte, querido amigo,
la literatura es arte”. Después desapareció de la habitación. Watson lo había
vuelto a hacer, como fuerte brisa había dispersado la niebla que impedía al
detective ver un poco más allá. Abrió el block de notas y lo apuntó:
Literatura: arte creado con palabras
- Watsooon! – Necesitaba que le aclarasen algunas
cosas, no podíaquedarse a la mitad - ¿Cómo lo has sabido? Explícate
- Te lo he dicho mil veces Sherlock, te falta
sentimiento. Cuando indagas buscas instrumentos, cosas funcionales, sin embargo,
el arte va más allá del punto de vista funcional. El arte va directo a las
emociones. Estamos ante un caso de literatura y no puedes buscar el fin de este
arte porque la literatura es un fin en sí mismo.
Sherlock le daba la espalda y
pasaba las hojas del block sin orden alguno, ¿Qué estaría pasando por esa
cabeza? Watson decidió preparar té, seguro que así pensaría con más calma, pero
ese día no habría té.
- Coge mi gabardina Watson, yo pediré un taxi, nos
vamos.
"Usted ve, pero no observa" (Bloque 1)
A Watson no le gustaba viajar en
taxi con su compañero, era un espacio muy pequeño para alguien con grandes
pensamientos y sentía que allí ocupaba más espacio del que debiera. Pero hoy
todo estaba saliendo diferente, Watson sentía que hoy era él el verdadero
cerebro del caso y eso le llenaba de satisfacción.
Se pasó todo el trayecto
contándole a Sherlock el recorrido histórico de la Literatura y cómo antes se
creaba con el fin de aprender y los niños la adoptaron de manera obligada. ¡Qué
cara se le quedó a Sherlock cuando le dijo que había sido engañado toda su
vida! Watson no había medido sus palabras y supo que había golpeado fuertemente
a arrogancia de Sherlock. Lo salvó rápidamente
y calmó su incipiente enfado con una sola palabra: paraliteratura. Ese es el nombre que recibe la literatura que se ha
leído en los últimos siglos.
Justo en el momento exacto en el
que parecía que se iba a desatar una grave discusión entre los pasajeros del
taxi, llegaron a su destino. Desde el jardín delantero de la casa les observaba
un personaje calvo, con arrugas en la frente, enfundado en una chaqueta verde
caza sobre una camisa de cuadros. Estaba serio, pero en sus ojos asomaba un
brillo de ilusión. Era el mismísimo Roal Dahl.
Estuvieron toda la tarde en
compañía de uno de los escritores de literatura infantil más reconocidos a
nivel internacional. Les sirvió té, cosa que Watson agradeció mucho, pero
Sherlock apenas lo probó, él no estaba allí para merendar sino para indagar. El
tema de la literatura, su historia y los niños le daban dolor de cabeza. Tras
un exhaustivo interrogatorio Holmes añadió a su libreta las cuatro claves
imprescindibles que más tarde le ayudarían a diferenciar un texto literario de
uno paraliterario:
- El texto debe ser artístico
- En el texto se hace uso de la función poética del lenguaje
- Debe ser un texto de ficción
- Debe pertenecer a uno de los tres géneros literarios: narrativa, teatro o prosa
- “Los adultos son criaturas llenas de caprichos y secretos” querido Sherlock. Si quiere avanzar con su investigación pregúntele a ellos.
- Así lo haré, señor Dalh. Una última pregunta. ¿Qué me puede usted decir sobre la poesía infantil? ¿Algo importante que debiera saber.
- Oh sí, buena pregunta. Es importante que conozca
la influencia de Gloria Fuertes. Si la llega a conocer pensará que está
chiflada porque no deja de decir cosas sin sentido, pero eso es lo que atrae verdaderamente
a los niños. ¿Sabe que soy mayor que ella sólo por unos meses?
Fuera había empezado a llover.
Watson intentaba parar algún taxi bajo la lluvia mientras Holmes y el señor
Dahl esperaban bajo el dintel de la puerta. Dahl olía a galletas de jengibre,
mostraba una expresión bonachona y miraba a Holmes fijamente, lo que hacía que
Sherlock se incomodara.
- Sabe señor Holmes, si quiere ganarse a los niños
escúcheles, cree situaciones donde ellos se sientan identificados y haga
preguntas donde ellos puedan empatizar con los personajes. Piense ¿qué le
gustaría a un niño? Venga, inténtelo, ¿Qué les gusta a los niños?
- El… ¿Chocolate?
- El… ¿Chocolate?
La expresión en la cara del
escritor cambió lentamente. Sus ojos se abrieron, se alzaron sus cejas
arrugando la piel de la frente formando numerosas cordilleras y su boca se
abrió hasta alcanzar el tamaño de un melocotón gigante.
- ¡¡¡Es usted un genio Señor Holmes!!! ¡Un
verdadero genio! ¡Pues claro que sí, CHOCOLATE! – Sin dejar de gritar se giró,
dando saltitos cerró la puerta y su figura desapareció tras la cristalera
mientras se le seguía oyendo.
"Lo que un hombre puede inventar, otro lo puede descubrir" (Bloque 2)
- Ni lo sueñes Watson, no pienso meterme en un colegio lleno de niños chillando y sorbiéndose la nariz. Ni hablar.
- Ni lo sueñes Watson, no pienso meterme en un colegio lleno de niños chillando y sorbiéndose la nariz. Ni hablar.
Atravesaban Hyde Park con paso
ligero por si volvía a llover, esquivando los charcos. Sherlock era consciente
de que en algún momento de la investigación tendría que encontrarse con niños,
pero quería retrasarlo cuanto pudiese. Había algo que escapaba a la lógica, una
idea que flotaba en su cabeza y quería encontrar el hueco donde poder meterla,
no podía pensar con claridad teniendo eso rondando por ahí.
Todas las historias tienen un
origen, su autor. ¿Todas? Eso es lo que el detective quería solucionar. Existían
historias con orígenes inciertos. Habían llegado a una calle estrecha donde el
único establecimiento que parecía tenerse en pie era una pequeña taberna. La
iluminación del local era cálida, el suelo crujía a sus pies y una campanilla
avisó de su llegada. Estaba vacío de no ser por un muchacho que secaba algunas
jarras y una figura oscura en una de las mesas de la esquina.
Se trataba de Margaret, una
señora mayor envuelta en bufandas y abrigos que miraba por encima de sus
cabezas. No era la primera vez que se veían, Margaret era un pozo de historias
y había ayudado a Sherlock en varias ocasiones.
- Folclore – dijo Margaret – Eso es lo que buscas,
¿no? Una etiqueta para todas esas historias que no sabes de dónde vienen.
Le habían explicado el caso
brevemente. En ningún momento les interrumpió. Tenía el rostro surcado de
arrugas y una mirada verde profunda. Cuánto sabía la gente mayor y qué poco
valorados estaban. Les miraba por encima de las gafas y en su boca se
vislumbraba una tímida sonrisa.
- El folclore nace en la Edad Media y engloba todo
lo relacionado con la tradición cultural: danzas, vestidos, juegos, comidas,
cuentos… Pero creo que tú estás aquí por los cuentos, ¿Verdad? No sabía que te
iban tanto los niños Sherlock.
Watson apuntaba todo con rapidez
en la libreta. Iba mucho más lento que Holmes, pero este parecía muy ocupado
asimilando toda la información. La anciana siguió hablando.
- Para que un texto sea considerado folclore no se
debe conocer su autor, su transmisión debe ser oral y existen numerosas
variantes sobre la misma historia. Se contaban al caer la noche, todos en torno
al fuego y se transmitían de generación en generación, no eran cuentos para
niños, sino para educar. Estos textos están escritos para ser contados y
cantados.
- ¿Cómo que no se conoce su autor? ¿Y los cuentos
de Andersen, de Perrault y los hermanos Grimm? – el detective había despertado
de su ensimismamiento.
- Creía que era más listo Señor Holmes. Esos
autores son recopiladores, ponen por escrito los cuentos que les han contado en
amplios volúmenes, y no sólo eso, sino que además añaden y cambian cosas ya sea
para educar a la corte, para evitar temas tabúes a los niños o porque
simplemente querían modificar el cuento y escribirlo a su manera. No se deje
engañar, los cuentos han sido creados para ser contados no leídos y por eso se
deben transmitir de manera oral.
Si lo que
necesita para resolver su caso son manifestaciones folclóricas infantiles, donde
más puede encontrar es en la poesía, en el verso. Siempre relacionado con el
juego y el movimiento corporal: rimas, danzas, cantos... Lo más difícil es
encontrar manifestaciones teatrales, pero siempre puede recurrir a los títeres
y las marionetas - su tono de voz era más intenso.
Watson levantó la mirada de su block de nota, ahora lleno
de apuntes por los márgenes y palabras importantes en mayúsculas. Sherlock
miraba fijamente a la anciana que estaba recostada en la silla mientras
observaba la lluvia que caía en la calle, más oscura ahora que había caído la
noche.
- ¿Qué me puede decir de Propp, Margaret?
- Que es un genio que se aventuró a ordenar y
clasificar el gran baúl de la prosa folclore. Reunió todos los textos y los
separó en cuentos de animales, cuentos de fórmula y cuentos maravillosos. Se
encontró ante el gran dilema de las fábulas, que dan una moraleja explícita al
lector, y las diferenció de las enseñanzas morales. Nunca haga eso Señor
Holmes, no use las moralejas, deje que los oyentes saquen sus propias
conclusiones de la historia.
- ¿Y qué conclusión saca usted de esto? ¿Por qué
esta vez no me pide nada a cambio de su ayuda?
- Cada vez me quedan menos años Sherlock y el tema de tu investigación necesita ser resuelto. Los niños necesitan textos que les acerquen a su cultura, necesitan saber de dónde vienen. Necesitamos personas que transmitan el folclore y que esto no se pierda, es su generación Señor Holmes la que tiene que coger el relevo y así sucesivamente.
- Cada vez me quedan menos años Sherlock y el tema de tu investigación necesita ser resuelto. Los niños necesitan textos que les acerquen a su cultura, necesitan saber de dónde vienen. Necesitamos personas que transmitan el folclore y que esto no se pierda, es su generación Señor Holmes la que tiene que coger el relevo y así sucesivamente.
No hablaron en todo el camino de
vuelta a Baker Street. Esa noche Holmes no cenó y Watson no se preocupó por él.
Margaret había tocado algo dentro de Sherlock que nadie más había hecho nunca,
hacerle volver a sentir niño a través de las historias que le contaron de
pequeño.
"Confieso que he estado más ciego que un topo, pero más vale aprender
tarde que no aprender nunca" (Bloque 3)
Se presentaron en el Instituto
Cervantes a primera hora de la mañana. Varios grupos de profesores trabajaban
en ese mismo momento en un proyecto de renovación literaria. En otras palabras,
buscar la manera adecuada de transmitir la historia de la Literatura a los
alumnos en los colegios. Había decidió acudir ahí porque sabía la complejidad
del proyecto que tenían entre sus manos estos estudiantes y necesitaba consejo
para presentarse en el colegio. Resumir años y años de literatura para meterlo
en cabezas tan pequeñas de niños tan inquietos… era algo que a Sherlock le
asombraba.
Los romances y las jarchas, las
calamidades de La Celestina y la supervivencia de El Lazarillo de Tormes. Las
Novelas Ejemplares y los rifirrafes entre Quevedo y Góngora. El Realismo de la
mano de Benito Pérez Galdós hasta los clásicos contemporáneos con Antonio
Machado. Verdaderamente, era una tarea difícil la que tenían por delante
aquellos jóvenes estudiantes.
Mientras Holmes hacía ese repaso
por la historia de la literatura española y se paseaba entre las mesas llenas
de apuntes y estudiantes enfrascados en algo llamado “gymkanas”, Watson
observaba la gran estatua del hidalgo más famoso de Castilla.
- Mira Sherlock, si tuvieses un caballo podríamos
ser como ellos.
- Claro que sí Watson, sólo te falta un botijo y
engordar unos cuantos kilos – dijo Sherlock sin apartarse de las mesas repletas
de hojas.
Cogió un montón y hojeó los
escritos por encima: historia, historia y más historia. Ninguna clave que le
fuese a ayudar en el colegio, pero él notaba que estaba cerca. Cogió más
montones y siguió ojeando. ¡Ajá! Ya lo tenía. Con paso decidido y una sonrisa
en la cara, Sherlock se dirigió a la puerta de salida.
- Vámonos Watson, ya tengo lo que buscaba – dijo a
la vez que se guardaba un folio en el bolsillo interno de su gabardina.
“El maestro, al presentar la literatura
clásica a sus alumnos, ha de entender que cualquier arte ha nacido para el
hombre y no al revés; el arte no puede servir para crear barreras entre los
seres humanos y hay que respetar el nivel de comprensión del niño y valorar su
propia interpretación de los textos aun cuando no corresponda con nuestra
propia lectura que, por otra parte, puede no responder al referente del autor.”
"No hay nada más engañoso que un hecho
evidente" (Bloque 4)
No le gustaban
los niños porque era algo que no podía controlar. El pensamiento de un adulto
era predecible y si fallaba a la primera la segunda vez sabía que acertaría.
Con un niño todo era diferente, nunca sabes por dónde va a salir, se plantea
cosas inconcebibles, ve más allá de la realidad y busca juegos donde no los
hay. Pero tenía que hacerlo, intuía que su visita al colegio iba a ser un punto
de inflexión en su investigación.
En los
pasillos del colegio no se veía el suelo, estaba enterrado bajo abrigos,
mochilas, bufandas y… libros. Qué curioso, libros tirados por los suelos. Sacó
su lupa y pegó la nariz al suelo al tiempo que avanzaba por el pasillo. Gracias
a los avances de su investigación supo que ninguno de esos libros era literario
pues pertenecían a la colección que te regalan con el periódico, enciclopedias
infantiles, películas Disney plasmadas con imágenes y libros donados por el Ayuntamiento
sobre cómo enviar una carta o cómo lavarse las manos.
- ¿Se puede saber qué se supone que hace Señor
Holmes? – Era el director del centro. Un personaje alto, con la espalda muy
recta y los brazos cruzados sobre el pecho. Con las cejas canosas y espesas y
un bigote bien recortado le miraba desde arriba con el ceño fruncido.
- Dígame director, ¿les gusta a sus alumnos la
lectura? – Se avecinaba uno de los momentos favoritos de Sherlock, dejar a la
otra persona descolocada por sus hipótesis y deducciones.
El director
meneó la cabeza de un lado a otro sin saber a dónde quería llegar aquel
detective que se había colado en uno de los pasillos de su colegio.
- Le explicaré porqué. Tienen las bibliotecas de aula en el pasillo, un lugar de tránsito constante y avalanchas de niños ruidosos cuando suben y bajan al recreo. Eso hace que los libros se caigan por los golpes y el tumulto de personas que pasan a la vez. Sin embargo, no parece importarles porque los libros son donaciones y ediciones baratas por no decir gratis. Si a ustedes no les importa su deterioro mucho menos a los alumnos que tratan los libros como si se tratasen de revistas del corazón.
Por
otro lado, colocar las bibliotecas de aula fuera de la clase es una
incongruencia. Si los niños no tienen contacto con los libros me explicará
usted el interés que tendrán por leer. Centrémonos ahora en la figura del
maestro. Todos ellos con portátiles bajo el brazo detalle que nos dice que no
tienen interés por la lectura y mucho menos la infantil. Sus alumnos leen, pero
leen por obligación. Los maestros no sienten el desafío que supone mantener el
deseo lector de los alumnos. ¿Qué opina director, me falta algo?
La cara del
director había pasado por toda la gama de colores posibles para un rostro humano.
En ese momento estaba pálido y confundido. Sherlock sonrió, lo había vuelto a
conseguir, la primera vez en toda investigación. Echaba de menos ese
sentimiento de superioridad. Sherlock sacó una de sus tarjetas del bolsillo de
la gabardina y se la extendió al director:
- Ahora iré a un club de lectura que se reúne
todos los miércoles. Si quiere saber más llámeme mañana.
El Club de
lectura se encontraba a pocas manzanas de centro escolar. Watson le había recomendado
ese grupo hacía unas semanas y él nunca había ido, le daba grima compartir con
su compañero algo que no fuesen crímenes y delitos. Pensaba que se encontraría
con ancianos jubilados y amas de casa que leen novelas románticas, sin embargo,
ahora se encontraba sentado entre jóvenes y algún que otro niño comentando la
última novela de aventuras del mercado infantil. Los participantes hablaban sin
parar moderados por una muchacha discreta con el pelo recogido en un moño y
gafas sobre la cabeza.
- Tan importante es presentar el libro de manera
atractiva como dialogar a lo largo de la lectura Señor Holmes – le dijo la
Señorita más tarde mientras tomaban un café – Hay que centrarse en que los
jóvenes se acostumbren a dialogar, queremos que aprendan a leer literatura y por
eso hay que acompañarles en el proceso. Lo que nos interesa es el intercambio
de opiniones y, sobre todo, la reflexión y argumentación.
Watson miraba
la escena desde lejos. Le encantaba ver cómo su compañero se había sumergido
sin ser consciente en el misterio de la Literatura. Ya no estaba angustiado por
resolver el misterio, sino que se dejaba llevar por los acontecimientos, estaba
disfrutando.
- Tan importante es saber leer como que nos guste
y por ello debemos regalarles a los niños el descubrimiento del mundo mágico de
la lectura. Es un regalo tan sencillo y tan bonito Señor Holmes… Los
participantes de estas tertulias crean huellas emocionales con los libros que
leen, es lo mejor que les puedes dar como maestro.
Sherlock
estaba embobado. No sabía si porque el café todavía no había hecho efecto, porque
los datos de la investigación se agolpaban en su cabeza o si era debido a la
señorita que tenía delante, su delicadeza al hablar y su pasión cuando se
refería a los libros.
"Para una gran mente, nada es pequeño" (Bloque 5)
Volvieron al
colegio a la hora del medio día. Los pasillos estaban tranquilos y no se veía
al director por ninguna parte. Pero Sherlock no iba buscando a ningún director,
estaba preparado para hablar con el verdadero protagonista de este caso, la
pieza principal de todo esto, los niños. Había tantos que no sabía por dónde
empezar así que utilizo la estrategia contraria, dejar que ellos le encontrasen
a él. Se sentó en la primera aula que encontró abierta y esperó.
Como era
costumbre no había contado qué se disponía a hacer a Watson, pero su fiel
compañero esperaba junto a él expectante por lo que pudiera pasar. Holmes
estaba tranquilo, se había dejado caer en una de las sillas de espalda la
puerta mientras que su amigo estaba inclinado sobre la mesa, esperando que algo
pasase sin apartar la mirada de la entrada. A los pocos minutos una cara
curiosa se asomó.
- Sólo vengo a por mí cuaderno de historias, ya me
iba.
Bordado en su
jersey aparecía su nombre, Simon. Llevaba los cordones desatados, la camisa se
le salía por la parte delantera de los pantalones y en las rodillas tenía
marcas de barro. Tenía el pelo oscuro como el marrón de los árboles por la
noche, lo llevaba despeinado y sostenía un gorro en su mano derecha. Unas
cuantas pecas se agolpaban debajo de sus ojos y, tal como predijo Sherlock, se
sorbía la nariz constantemente.
- Simon, siéntate. ¿Por qué te gusta escribir? ¿Te
obligan a hacerlo?
- No señor, lo hago porque me gusta.
Sherlock no
entendía nada. ¿Cómo le podía gustar escribir? ¡Si sólo era un niño! Escribir
era cosa de reporteros, novelistas y redactores de periódicos.
- Explícate Simon, me empiezo a poner nervioso y
no quiero perder aquí todo el día.
- Cuando tu escribes todo es posible Señor, no hay barreras y nadie te puede decir que está mal. ¿Quieres que haya dragones que jueguen al tenis? Puede haberlos. ¿Te gusta más qué una gran ola se coma Londres? Puede pasar ¿Prefieres ser invisible y poder colarte en las casas de los demás? Esa es mi historia favorita, por cierto. Me gusta escribir. Usted en mi cuento llevaría la ropa del revés, hablaría indio y nadie le entendería.
Watson soltó
una risita. Simon se levantó y cogió su cuaderno. Se puso el gorro de nuevo
hasta las cejas y con una sonrisa se despidió. Sherlock se levantó despacio, se
puso la gabardina y sonrió ampliamente.
- Volvamos a casa.
- Pero… ¿Cómo? ¿Qué ha pasado?
- El caso está resuelto, elemental mi querido Watson
- Volvamos a casa.
- Pero… ¿Cómo? ¿Qué ha pasado?
- El caso está resuelto, elemental mi querido Watson
Recorrido, experiencias y conclusión
Teorizamos
mucho sobre las cosas y las vivimos poco. Si no hubiésemos tenido un periodo de
prácticas en un colegio habríamos sido grandes teóricos literarios, pero no
habríamos sido maestros de literatura. Sólo cuando pones en marcha lo aprendido
te das cuenta de fallos y aciertos que existen en los colegios. En las
prácticas me encontré con lo que se encontraron Sherlock y Watson al entrar en
el colegio. Ha sido una gran experiencia para saber cómo no quiero trabajar en
un futuro la literatura.
Al realizar
las actividades de cada bloque me he ido dando cuenta de la cantidad de cosas
que nos quedan por aprender y menos mal, de verdad, menos mal, que por lo menos
algunas de ellas ya las hemos aprendido a través de estas actividades. En
resumen, he aprendido que…
… Si tú no lees un libro nunca
podrás recomendárselo a tus alumnos.
… Si analizas bien todo el libro (por dentro y por fuera) tendrás a los alumnos encantados con la lectura.
… Si cuentas un cuento folclórico en el aula te conviertes en mago y paras el tiempo.
… Si no transmitimos lo que nos han enseñado a nosotros, habrá maravillas que se perderán.
… Si olvidamos nuestro pasado y dejamos de lado a los grandes escritores españoles educaremos en la incultura y la comodidad.
… Nunca se es demasiado pequeño para leer a ciertos autores, sólo hay que respetar el nivel de comprensión de los niños.
… Si nosotros no leemos no esperemos que nuestros alumnos lean.
… Si forzamos a la lectura conseguiremos niños obedientes pero que no disfruten.
… Si analizas bien todo el libro (por dentro y por fuera) tendrás a los alumnos encantados con la lectura.
… Si cuentas un cuento folclórico en el aula te conviertes en mago y paras el tiempo.
… Si no transmitimos lo que nos han enseñado a nosotros, habrá maravillas que se perderán.
… Si olvidamos nuestro pasado y dejamos de lado a los grandes escritores españoles educaremos en la incultura y la comodidad.
… Nunca se es demasiado pequeño para leer a ciertos autores, sólo hay que respetar el nivel de comprensión de los niños.
… Si nosotros no leemos no esperemos que nuestros alumnos lean.
… Si forzamos a la lectura conseguiremos niños obedientes pero que no disfruten.
... La Psicolgía evolutiva debe ser nuestro referente al preparar actividades.
… Si tenemos una idea ¿por qué no la escribimos?
… Tener libros no es caro, los puedes hacer tú.
… Educamos para la creatividad, pero es lo primero que nos falta a nosotros.
… No hay que animar, hay que contagiar.
… Somos maestros y por tanto ejemplo.
… Si tenemos una idea ¿por qué no la escribimos?
… Tener libros no es caro, los puedes hacer tú.
… Educamos para la creatividad, pero es lo primero que nos falta a nosotros.
… No hay que animar, hay que contagiar.
… Somos maestros y por tanto ejemplo.
Acabo esta asignatura como si
fuese a emprender un viaje, con una maleta llena de recursos, comentarios,
correcciones, mejoras, ideas… Y con la recomendación de Arthur Conan Doyle:
«Adapta
las teorías a los hechos en vez de los hechos a las teorías»
Nota: Los títulos de los bloques
son citas de Arthur C. Doyle, creador del reconocido detective Sherlock
Holmes y su compañero John Watson. Estas citas se corresponden con el ánimo y
la percepción de la literatura que he tenido a lo largo de los bloques.
Bibliografía:
- Apuntes de la asignatura aportados por la profesora Irune Labajo.
- (2017, 01). Citas Roal Dahl. Muy Interesante. Obtenido 01, 2017, de http://www.muyinteresante.es/cultura/arte-cultura/articulo/10-frases-celebres-de-roald-dahl-601410354947
- (2017, 01). Citas Arthur Conan Doyle. Psicoactiva. Obtenido 01, 2017, de https://www.psicoactiva.com/blog/las-50-mejores-frases-de-arthur-conan-doyle/
Un excelente artículo, Paloma. Enhorabuena por lo aprendido y por la creatividad y la originalidad a la hora de exponerlo.
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